España se encuentra actualmente en una situación crítica debido a la sequía que afecta al país. Con las reservas de agua en los embalses en mínimos históricos, es más importante que nunca buscar soluciones para garantizar el suministro de agua a los cultivos y las poblaciones.
Según datos del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, la evaporación de agua en España es una de las más altas de Europa, con una media de 1.500 mm por año. Esta cifra equivale al 40% de la precipitación anual en el país.
En ese sentido, una de las medidas más efectivas para garantizar la gestión eficiente del agua está en cubrir balsas de riego. Las balsas de riego son depósitos que se utilizan para almacenar agua para el riego de cultivos. Al cubrir estas balsas, se evita la evaporación del agua, lo que supone un importante ahorro de recursos hídricos.
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Además, cubrir las balsas de riego también tiene otros beneficios, como la reducción de la contaminación del agua por agentes externos, como la lluvia o el viento. También se inhibe el crecimiento de algas y la formación de malos olores. Esto influye directamente en la reducción de la huella de carbono.
En cuanto a la capacidad actual de los embalses, a fecha de abril de 2023, se encuentran al 41,6% de su capacidad total, según el informe del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico. Esto supone una situación crítica debido a la falta de lluvias y las altas temperaturas, que han provocado una disminución significativa en los niveles de agua en los embalses.
Además, el informe señala que hay 12 cuencas hidrográficas que se encuentran en situación de alerta o emergencia debido a la sequía, lo que indica la gravedad de la situación.
Cubrir balsas de riego también puede contribuir a mejorar la calidad de los cultivos, ya que se evita la pérdida de nutrientes y la descomposición de la materia orgánica. Esto se traduce en un mayor rendimiento de los cultivos y una mejor calidad de los productos.
